Skip to main content

Posts

Algún tiempo fui Mike Noonan.

La verdad, ya no recordaba el nombre del personaje principal de la novela "Bag of Bones" de Stephen King. Tuve que sacar el libro del estante y dentro de todo me sentí feliz de haberlo olvidado, quizá eso significa que por fin estoy sanando una herida en mi memoria, a pesar que el evento lo tendré en la mente para toda la vida. Decía que un tiempo fui Mike Noonan. Fue en el 2002 que todo pasó un 23 de Junio, una tarde fatal, de mucha oscuridad y tormenta. Uno de esos momentos que nunca imaginé vivir. ¡Nunca!. En un cerrar de ojos, como dice el dicho, me quedé viuda. No voy a contar como pasó, aunque quizá sería muy bueno, una historia de morbo siempre atrae más tráfico a una página o se comenta entre la comarca. Solo quiero contar el vacío tan grande que se siente y el abismo en el que se cae cuando se muere alguien que amás con todo el corazón. Recuerdo regresar del cementerio y un amigo de la iglesia me acompañó a la casa a hacerme compañía. Me dormí un ratito y luego él
Recent posts

Yarn bombing.

Confieso que me gustaría que el movimiento "yarn bombing" tuviera una palabra en español con la misma fama, principalmente porque no en todos los países se habla inglés y quizá al leerlo no haya mucho interés en saber de qué se trata. Algunos le llaman "guerrilla knitting", "knifitti" y creo que hay más palabras por allí. Según 'la historia' le atribuyen el nacimiento a Magda Sayev, una mujer que tejió la manija de la puerta de su boutique con restos de lana y llamó tanto la atención que la gente empezó a tomarle fotos y compartirlas. Después tejió los parquímetros frente a su tienda y cuál fue la sorpresa, ver a muchos bajarse de sus autos y disfrutar el espectáculo. Ahora, siendo ella la madre del yarn bombing tiene más fama que el mismísimo Lázaro resucitado. La primera vez que supe de esto fue cuando Olek, mi expositora favorita de tejido en la calle, cubrió el famoso toro de Wall Street, tengo una amiga en común y me contaba que la chica

Ya casi le agarro la onda a los amigurumis.

Como dice una de mis artistas favoritas de muñecos tejidos, los japoneses quizá inventaron la palabra amigurumi pero no el crochet ni las técnicas para tejerlos. ¿Por qué digo esto? Porque en el camino para encontrar el patrón que satisfaciera las proporciones tuve que chutarme libros, tutoriales y hora para que quedara exactamente como yo quería. Entre las inversiones compré el libro de Allison Huffman, ella es quizá la artista de amigurumis personalizados más famosa. Entre las cosas que cuenta dice que su libro puede ayudarte a crear tu propio amigurumi (lo siento vas a leer esta palabra muchas veces en este post, relax and eat sushi) pero resulta que cuando hice paso a paso, ¡lo juro honorable juzgador!, no me salió bien. Pensé que había sido mi estructura para tejer, la aguja y buéhh así me estuve tratando de encontrar al culpable de la deformidad del primer amigurumi. Es decir, del libro de Allison tome muy buenos tips pero las instrucciones son difíciles de seguir y no salen

¿Instinto maternal o instinto peleonero?

Desde que mi hijo fue diagnosticado con autismo siempre estoy tratando de obtener conocimiento y nuevas técnicas que me ayuden a entender el síndrome. Prueba de eso es que nos hemos negado como padres, a medicarlo para que duerma o deje de tener movimientos nerviosos. Es decir, la terapia de cepillarlo, de hacerlo que vea los ojos, la terapia de hacerlo entender con palabras y mostrarle este mundo en el que le tocó vivir es la usamos y nos ha dado resultado. Las tareas y actividades de Aarón siempre son compartidas, esta vez me tocó a mi llevarlo al salón de belleza. Lo llevábamos a un lugar y lamentablemente cerraron el salón y me tocó mí, (por mi buen pulso) ser la peluquera. Y bueno hoy, Mayo 12 del 1016 decidí llevarlo a cortarse el cabello ya que me cansé de hacer experimentos, además porque mi hijo debe saber que allá afuera hay una sociedad cruel, desordenada y rápida que no combina con el orden y clasificación tan milimétricamente perfecta que existe en sus hábitos de vida.

Gift Drop! -Un regalo que cayó-

No pude traducir "gift drop" pero ya estamos a bordo de un proyecto que pretende regalar casi anónimamente algo que las personas encuentren en cualquier lugar. Puede ser un hospital, una biblioteca, un parque, o en algún balcón que esté a la vista de los transeúntes. Ya se unieron muchos, incontables la verdad, y hasta ahora somos un grupo virtual que tenemos el compromiso de hacer juguetes de manera artesanal y entregarlos con una etiqueta que avise que pueden apropárselo con toda confianza. Parece una idea burguesa, pero ninguna idea colectiva que implique dar puede estar dentro de una burbuja de apariencia. En el libro de Betsy Greer, Craftivism, ella relata las visiones que tuvieron artistas artesanales y como utilizaron sus habilidades para crear proyectos colectivos, algunos para mostrar arte en las calles de forma gratuita y otros para entregar sin costo o trueque pequeños regalos a desconocidos. Así nacieron proyectos como "The Toy Society" que se h

¡A bordo!

No sé si esto que me ha pasado tiene un principio, solo sé que estoy a bordo en un proyecto de agujas e hilos que nunca imaginé. Tuve la típica abuelita qué cosía a mano hasta sus 98 años, pero nunca me enseñó a usar una aguja, mi madre hacía maravillas de cuadros bordados en punto de cruz que yo le dibujaba, en dos ocasiones mi madre expuso sus cuadros y casualmente sus cuadros se perdían y jamás regresaban a sus manos. Mis tías, hermanas de mi mamá, bordaban cojines con un punto en relieve llamado pica-pica, usaban  unos colores chillones y alrededor de las rosas y pájaros, siempre escribían un salmo o un Dios Es Amor. En el recuento de las memorias el bordado siempre estuvo presente en mi vida.  Ahora bien, no sé bordar, si dibujo un pétalo e intento rellenarlo, de seguro tendrán a la vista el peor insulto al arte textil. Lo mío -si es que puedo apropiármelo- es el punto de cruz. Ya algunos de ustedes han de estar hartos, y los entiendo, al ver mis intentos de pixelismo bordado