No sé si esto que me ha pasado tiene un principio, solo sé que estoy a bordo en un proyecto de agujas e hilos que nunca imaginé. Tuve la típica abuelita qué cosía a mano hasta sus 98 años, pero nunca me enseñó a usar una aguja, mi madre hacía maravillas de cuadros bordados en punto de cruz que yo le dibujaba, en dos ocasiones mi madre expuso sus cuadros y casualmente sus cuadros se perdían y jamás regresaban a sus manos.
Mis tías, hermanas de mi mamá, bordaban cojines con un punto en relieve llamado pica-pica, usaban unos colores chillones y alrededor de las rosas y pájaros, siempre escribían un salmo o un Dios Es Amor. En el recuento de las memorias el bordado siempre estuvo presente en mi vida.
Ahora bien, no sé bordar, si dibujo un pétalo e intento rellenarlo, de seguro tendrán a la vista el peor insulto al arte textil. Lo mío -si es que puedo apropiármelo- es el punto de cruz. Ya algunos de ustedes han de estar hartos, y los entiendo, al ver mis intentos de pixelismo bordado, es muy pronto para decir que he avanzado en la técnica, pero de qué tengo una técnica, la tengo.
Abordé este tren sin querer y queriendo, traigo las memorias en cada proyecto, soy completamente autodidacta en esto y bueno, en la foto ven mis tijeras, la aguja, el hilo y el 'needle threader' (¿Cómo diablos se dice en español?).
Así, espero aterrizar en buena tierra, para mientras ya seguí la llamada de mi mista'peo que gritó: ¡todos a bordo!.
P.D. si me ven pasar, casi siempre voy al lado de la ventanilla, díganme un hola.
Seguí adelante!. Un abrazo, amiga.
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