La verdad, ya no recordaba el nombre del personaje principal de la novela "Bag of Bones" de Stephen King. Tuve que sacar el libro del estante y dentro de todo me sentí feliz de haberlo olvidado, quizá eso significa que por fin estoy sanando una herida en mi memoria, a pesar que el evento lo tendré en la mente para toda la vida. Decía que un tiempo fui Mike Noonan. Fue en el 2002 que todo pasó un 23 de Junio, una tarde fatal, de mucha oscuridad y tormenta. Uno de esos momentos que nunca imaginé vivir. ¡Nunca!.
En un cerrar de ojos, como dice el dicho, me quedé viuda. No voy a contar como pasó, aunque quizá sería muy bueno, una historia de morbo siempre atrae más tráfico a una página o se comenta entre la comarca. Solo quiero contar el vacío tan grande que se siente y el abismo en el que se cae cuando se muere alguien que amás con todo el corazón. Recuerdo regresar del cementerio y un amigo de la iglesia me acompañó a la casa a hacerme compañía. Me dormí un ratito y luego él al ver que yo estaba más tranquila me dejó. Ese día estaba tan cansada después del cansancio del velorio y la noche anterior del velorio en la morgue para esperar el cuerpo, que me quedé dormida.
Y así, cuando la visita de amigos y familiares me dejaban sola, me ponía a llorar con una facilidad como si hubiera nacido llorando, (¡Un momento! Yo, nací llorando, tan bruta, no me acordaba) y empezaba a sentirme muy enojada con A, por haberse muerto. Empezaba a culparlo y a decirle que por qué me había dejado sola, qué si no se acordaba que habíamos hecho planes para nuestra primera navidad juntos y cosas así, tontas. Después me pasaba el coraje y me inundaba la mayor de las tristezas. Era como si una sombra gigante me abrazara con sus enormes brazos y no me permitía ver nada de luz, solo oscuridad y una tristeza jamás experimentada.
Recuerdo que me acostaba en nuestra cama, me dormía del lado de la pared y decía..."ahorita me voy a dormir, y al despertar todo será una pesadilla". Tan convencida estaba que cuando me despertaba empezaba a llamarlo, "¿A, estás allí?" Y así lo llamaba a gritos convencida que iba a llegar, luego me daba cuenta que no era cierto, que no había pesadilla de donde despertar que realmente A, se había ido para siempre. ¡Cuánto me dolía!.
Pero también recuerdo cuando salía a la cuadra, en esa colonia nueva donde teníamos solamente tres meses de estar viviendo juntos, y la gente me veía pasar con lástima, supongo, y yo ponía mi mejor sonrisa, y saludaba con buenos días y buenas tardes como si nada había pasado. Pero solo cruzaba la puerta y lloraba a mares, me tiraba al suelo y oraba mucho, solo le pedía a Dios que me diera fuerzas, porque yo tenía que seguir adelante, porque yo no quería morirme, porque yo debía ponerme en pie y salir de eso. ¿Por qué? porque yo no soy un ser especial, soy un ser humano común y corriente y que eso que estaba pasando no era nada nuevo bajo el sol. Vaya, un tzingo de gente ha pasado cosas peores, ha perdido a su pareja de años, décadas, qué se yo y ha salido a adelante. Yo también iba a serlo, aunque eso me costara, aunque tuviera que empezar de cero a reconstruírme.
Fue así que cuando un mes después que A murió yo vine a este USA, todo empezó de nuevo en un país diferente. Recuerdo que me iba a las orillas del río Hudson y me ponía a llorar, nunca quise hacerlo en la casa de mi madre. Lloraba por muchas razones, en Guatemala dejé mi familia, mis amigos, mi vida y bueno, algo bueno me traía el destino y solamente quise ver lo que venía.
Así pasé por mucho tiempo, a veces parecía que el dolor se me iba y cuando pensaba que ya había superado el purrún, volvía a aparecer, y volvía a llorar, es decir, solo me dejaba llevar. Al cabo de muchos años más, ya me había casado nuevamente y estaba esperando a mi hija, leía como loca, devoraba libros sentada una mecedora, así fue como encontré Bag of Bones, lo llevé a la casa y ¡Eureka!. Encontré la historia de Mike Noonan, ese escritor que se retira a su casa de campo a pasar el luto por su esposa.
Cuando lo empecé a leer, me encontré a un Stephen King describiendo lo sentimientos de la viudez, el personaje principal de la novela empieza a sentir mucho coraje por la muerte de su esposa, la culpa de morirse, la culpa de la desgracia sentimental en la que lo dejó y después del coraje, lo mismo, vuelve a esos episodios de tristeza de completa soledad. Vaya que esa novela me removió todo mi ser guapachoso cuando la leía. Es decir, ya estaba casada, ya esperaba una niña ya tenía una vida nueva y aún así cuando el libro me recordó el espisodio volví a escarbar y a traer a la superficie todos esos sentimientos. Fue una terapia para mí.
Y a pesar de la terapia solo aprendí a ir dejando atrás el dolor, cada día me desprendía un poquito del recuerdo de esa tarde tan dura, y empecé a acordarme del poco tiempo que vivimos juntos y lo felices que fuimos. Empecé a acordarme cuando lo conocí, él tenía 14 y yo 15, era mi amor platónico y él, el novio de una de mis amigas, recuerdo cuando volvimos a vernos después de los 20 y entonces empezamos un noviazgo que terminó en matrimonio, un matrimonio de tres meses, una aventura que terminó con la muerte. Y la muerte, esa oscuridad que nos abraza a los que quedamos vivos, nos macanea, nos hace mejores seres humanos, aún cuando nos hace pedazos, aún cuando cuesta cerrar ese ciclo. Pero una cosa sí puedo asegurar. Los que quedamos en este lado de la vida, solo tenemos una opción, seguir adelante aunque duela y aunque lloremos todo un mar, creyendo que no hay esperanza. Un día todo pasa y aunque ya no seamos los mismos, "semos mejores" o simplemente "semos".
-He dicho.
precioso! si te digo algo: cuando están vivos pero igual hay que morir al sentimiento ummm es igual de doloroso 😢
ReplyDeleteprecioso! si te digo algo: cuando están vivos pero igual hay que morir al sentimiento ummm es igual de doloroso 😢
ReplyDeleteQue lindo! Gracias por compartir...
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