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Gift Drop! -Un regalo que cayó-




No pude traducir "gift drop" pero ya estamos a bordo de un proyecto que pretende regalar casi anónimamente algo que las personas encuentren en cualquier lugar. Puede ser un hospital, una biblioteca, un parque, o en algún balcón que esté a la vista de los transeúntes. Ya se unieron muchos, incontables la verdad, y hasta ahora somos un grupo virtual que tenemos el compromiso de hacer juguetes de manera artesanal y entregarlos con una etiqueta que avise que pueden apropárselo con toda confianza.

Parece una idea burguesa, pero ninguna idea colectiva que implique dar puede estar dentro de una burbuja de apariencia. En el libro de Betsy Greer, Craftivism, ella relata las visiones que tuvieron artistas artesanales y como utilizaron sus habilidades para crear proyectos colectivos, algunos para mostrar arte en las calles de forma gratuita y otros para entregar sin costo o trueque pequeños regalos a desconocidos.

Así nacieron proyectos como "The Toy Society" que se ha hecho en Europa y Estados Unidos, con poca participación en países latinos. Esta vez, inspirados en ellos, lo vamos a hacer en Guatemala y Oxaca México, usaremos la etiqueta #GiftDrop y la dinámica es ver a cuanto gente poder regalarle algo y que tengan, por que no, una navidad diferente. En el encabezado una imagen de ejemplo.


¡Estan invitados todos!

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¿Instinto maternal o instinto peleonero?

Desde que mi hijo fue diagnosticado con autismo siempre estoy tratando de obtener conocimiento y nuevas técnicas que me ayuden a entender el síndrome. Prueba de eso es que nos hemos negado como padres, a medicarlo para que duerma o deje de tener movimientos nerviosos. Es decir, la terapia de cepillarlo, de hacerlo que vea los ojos, la terapia de hacerlo entender con palabras y mostrarle este mundo en el que le tocó vivir es la usamos y nos ha dado resultado. Las tareas y actividades de Aarón siempre son compartidas, esta vez me tocó a mi llevarlo al salón de belleza. Lo llevábamos a un lugar y lamentablemente cerraron el salón y me tocó mí, (por mi buen pulso) ser la peluquera. Y bueno hoy, Mayo 12 del 1016 decidí llevarlo a cortarse el cabello ya que me cansé de hacer experimentos, además porque mi hijo debe saber que allá afuera hay una sociedad cruel, desordenada y rápida que no combina con el orden y clasificación tan milimétricamente perfecta que existe en sus hábitos de vida.

Algún tiempo fui Mike Noonan.

La verdad, ya no recordaba el nombre del personaje principal de la novela "Bag of Bones" de Stephen King. Tuve que sacar el libro del estante y dentro de todo me sentí feliz de haberlo olvidado, quizá eso significa que por fin estoy sanando una herida en mi memoria, a pesar que el evento lo tendré en la mente para toda la vida. Decía que un tiempo fui Mike Noonan. Fue en el 2002 que todo pasó un 23 de Junio, una tarde fatal, de mucha oscuridad y tormenta. Uno de esos momentos que nunca imaginé vivir. ¡Nunca!. En un cerrar de ojos, como dice el dicho, me quedé viuda. No voy a contar como pasó, aunque quizá sería muy bueno, una historia de morbo siempre atrae más tráfico a una página o se comenta entre la comarca. Solo quiero contar el vacío tan grande que se siente y el abismo en el que se cae cuando se muere alguien que amás con todo el corazón. Recuerdo regresar del cementerio y un amigo de la iglesia me acompañó a la casa a hacerme compañía. Me dormí un ratito y luego él

¡A bordo!

No sé si esto que me ha pasado tiene un principio, solo sé que estoy a bordo en un proyecto de agujas e hilos que nunca imaginé. Tuve la típica abuelita qué cosía a mano hasta sus 98 años, pero nunca me enseñó a usar una aguja, mi madre hacía maravillas de cuadros bordados en punto de cruz que yo le dibujaba, en dos ocasiones mi madre expuso sus cuadros y casualmente sus cuadros se perdían y jamás regresaban a sus manos. Mis tías, hermanas de mi mamá, bordaban cojines con un punto en relieve llamado pica-pica, usaban  unos colores chillones y alrededor de las rosas y pájaros, siempre escribían un salmo o un Dios Es Amor. En el recuento de las memorias el bordado siempre estuvo presente en mi vida.  Ahora bien, no sé bordar, si dibujo un pétalo e intento rellenarlo, de seguro tendrán a la vista el peor insulto al arte textil. Lo mío -si es que puedo apropiármelo- es el punto de cruz. Ya algunos de ustedes han de estar hartos, y los entiendo, al ver mis intentos de pixelismo bordado